Mucho antes de la irrupción del coronavirus COVID-19, la industria automotriz atravesaba momentos complejos. Los reportes mensuales en México eran poco alentadores, al reportar continuas caídas en el mercado interno y en la exportación a otros países.

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Cómo el COVID-19 podría empujar al mercado automotriz

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Con la llegada del SARS-CoV-2, y con él las medidas de distanciamiento social para prevenir la acelerada propagación del virus como los confinamientos y la suspensión temporal de actividades no esenciales, el sector de los automóviles vio su crisis agravarse. En el mes de mayo, la industria nacional registró una caída anual del 93.68% en su producción, mientras que las ventas cayeron 58.9%. 

Apenas en la primera semana de junio, algunas automotrices empezaron a retomar operaciones, pero con capacidad limitada en un plan de retorno gradual a sus actividades para garantizar la seguridad de sus trabajadores. 

Ahora bien, ¿es posible que la misma pandemia que tiró los indicadores del sector automotriz mexicano a mínimos históricos, pueda fungir como un factor para su resurgimiento paulatino? ¿Puede la gente, anteriormente reticente a comprar un vehículo, apostar por adquirir una unidad para prevenir el riesgo de un contagio en el transporte público o en automóviles compartidos?

“La comunidad internacional automotriz ya había advertido que la población millennial y los jóvenes egresados no estaban interesados en la propiedad de un vehículo porque no estaban dispuestos a pagar la mensualidad del carro, el gasto en gasolina, en pensión, en mantenimiento…Les salía mucho más caro que satisfacer sus necesidades de movilidad a través del uso de la bicicleta o pagar dos o tres mil pesos mensuales por usar sistemas de movilidad compartida”, señala en entrevista para Líder Empresarial Juan Pablo Calderón Patiño, enlace legislativo de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA). 

Sin embargo, esta tendencia renuente de los jóvenes a comprar un vehículo puede cambiar ante el riesgo latente de contraer el virus SARS-CoV-2. El estudio “Covid-19 y el consumidor automotriz revela que, impulsados por las preocupaciones de salud y seguridad, los consumidores están inclinándose por la movilidad individual sobre el transporte público y los sistemas de movilidad compartida. 

La publicación, elaborada a través de una encuesta hecha a más de 11 mil consumidores alrededor del mundo,  dio a conocer que más de la mitad de las personas priorizará su automóvil para hacer sus desplazamientos. 

Asimismo, el 75% de los encuestados que manifestó su intención de comprar un vehículo en 2020, dijo que su principal motivación radica en tener un mayor control en la higiene y limpieza del vehículo en el que se desplaza, situación fuera de su alcance al utilizar plataformas compartidas o el transporte público; mientras que el 68% esgrimió como razón la reducción en las posibilidades de contagio de COVID-19 en un automóvil propio

“Este paradigma (jóvenes rechazando la compra de automóvil) cambió y ahora representa una oportunidad. El tema es cómo resolver esta situación con la incertidumbre que hay en materia laboral (…) pero las financieras de marca están buscando ese target y mecanismos para ser más flexibles en los planteamientos para pagar un vehículo”, comenta Juan Pablo Calderón. 

El estudio de Capgemini también descubrió que las personas interesadas en la adquisición de un carro desearían un soporte financiero a través de métodos de pago flexibles. El consorcio francés también cita una encuesta aplicada Alemania en el que el 90% de los consumidores que se muestran reticentes a comprar un vehículo, consideran cambiar de opinión si reciben una buena oferta o una experiencia de compra satisfactoria. 

“Anteriormente, 48 meses era el pronóstico para pagar un vehículo porque era el plazo óptimo para pagar que decían las financieras de marca y los bancos, para que después de ese tiempo renovaras la unidad. Ahora se están llevando a más de 48 meses para que los consumidores tengan mayor flexibilidad”, refiere el enlace legislativo de la AMDA. 

Juan Pablo Calderón menciona que la cartera vencida en el crédito automotriz es la menor frente al universo de créditos en el mercado (personal, de nómina, hipotecario, etcétera). “La cartera vencida en el ramo automotriz está por arriba del 2%, muy lejana a los créditos bancarios o de nómina que rondan entre el 5 y 7%. La gente se preocupa por pagar sus vehículos”, puntualiza.

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