La resiliencia de las comunidades y los ecosistemas son fundamentales para lograr sistemas alimentarios y agrícolas que estén alineados con las tendencias tecnológicas mundiales.

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Agroecología, la otra cara del desarrollo sostenible

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La digitalización de la agricultura se relaciona con la esperanza de proteger al clima. por ello, una de las tendencias del mercado que ha tomado mayor relevancia es la Agricultura 4.0.

“Todavía está en ciernes, pero la transformación se está dando de manera vertiginosa y abarca todos los campos de producción. Drones pueden encargarse de rociar pesticidas, los animales son provistos con sensores para medir cantidades de leche, patrones de movimiento y raciones de alimento”, así lo establece el Atlas de la Agroindustria 2019, un proyecto de la Fundación Heinrich Böll y la Fundación Rosa Luxemburg.

La investigadora Christine Chemnitz explica que los análisis que antes se hacían en laboratorios pueden hacerse en línea durante la ordeña. “Equipos de GPS dirigen a los tractores, las aplicaciones digitales (apps) se comunican a través de la red inalámbrica (WLAN) con máquinas sembradoras y que cargan datos sobre la calidad del suelo para lograr siembras, líneas de plantación y distancia entre las plantas que sean óptimas”.

Considera que la digitalización o agricultura de precisión, como se le llama en la agricultura, debe ahorrar dinero y recursos por medio de la optimización de todos los procesos, mientras que la ganancia se maximiza.

 

Establece que los sensores podrían transmitir el contenido de carbono en los suelos, por el cual las empresas serían remuneradas mediante el comercio de emisiones.

Métodos agroecológicos

Las innovaciones agroecológicas se basan en la creación conjunta de conocimientos combinando la ciencia con los conocimientos tradicionales, prácticos y locales de los productores. Mejorando su autonomía y capacidad de adaptación, la agroecología empodera a los productores y las comunidades como agentes clave del cambio, según el concepto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura o más conocida como FAO.

En lugar de hacer ajustes en las prácticas de sistemas agrícolas insostenibles, la agroecología busca transformar los sistemas alimentarios y agrícolas abordando las causas profundas de los problemas de forma integrada y aportando soluciones holísticas y a largo plazo. Para ello, es necesario centrarse explícitamente en las dimensiones social y económica de los sistemas alimentarios. La agroecología hace especial hincapié en los derechos de las mujeres, los jóvenes y las poblaciones indígenas.

Como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por la ONU para lograrse en el 2030, la FAO ha establecido 10 elementos para la agroecología para orientar a los países para que transformen sus sistemas agrícolas y agroalimentarios: la diversidad, las sinergias, la eficiencia, la resiliencia, el reciclaje y la creación conjunta y el intercambio de conocimientos (que describen las características comunes de los sistemas agroecológicos, las prácticas básicas y los criterios de innovación); los valores humanos y sociales y la cultura y tradiciones alimentarias (que ponen de manifiesto aspectos contextuales); la economía circular y solidaria y la gobernanza responsable (que tratan el entorno favorable).

La agroecología busca volver a conectar a productores y consumidores a través de una economía circular y solidaria en la que se dé prioridad a los mercados locales y se apoye el desarrollo económico local creando círculos virtuosos.

“Los métodos agroecológicos resultan más adecuados, puesto que se adaptan a las condiciones locales. Con un sistema suave de intensificación del cultivo de arroz (SRI, por sus siglas en inglés), que es usado por 10 millones de campesinos y campesinas en más de 50 países en Asia, África y América Latina, se alcanzan, por ejemplo, rendimientos hasta 47 % más altos que los logrados mediante métodos convencionales. Y la fertilidad de los suelos se conserva a largo plazo”, consideró Chemnitz en el Atlas de la Agroindustria.

En la “Guía para la Transición hacia Sistemas Alimentarios y Agrícolas Sostenibles”, la FAO considera que reformular los sistemas alimentarios sobre la base de los principios de la economía circular puede ayudar a hacer frente al desafío del desperdicio mundial de alimentos al acortar las cadenas de valor de los alimentos y aumentar la eficiencia en el uso de los recursos.

Actualmente, una tercera parte de todos los alimentos producidos se pierde o desperdicia, con lo que no se contribuye a la seguridad alimentaria y la nutrición y se agravan las presiones sobre los recursos naturales.

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