A pesar de la suspensión de actividades en la industria automotriz desde finales de marzo por no ser considerada actividad esencial, la mayoría de las empresas ha trabajado en la adaptación a las nuevas condiciones para el sector. Sin embargo, esta pausa muy probablemente impedirá su implementación a tiempo.
“Será necesario llevar a cabo cambios en procedimientos, en sistemas, en proceso dentro de las armadoras, lo cual no es posible en 60 días. (Lo estábamos planeando,) en eso estábamos y en general todo mundo ha mantenido sus análisis y estudios para estar listos lo mejor posible en cuanto el tratado entre en vigor”, indicó el presidente de la AMIA.
En cuanto a los retos que este cambio representa, destacó que se trata de un método completamente diferente no solo en cuanto a proporciones de contenido regional, que se eleva a 75%, sino también en cuanto a presentación de la información y el seguimiento de los criterios para determinar que una pieza cumple con esa proporción.
“La parte compleja es el cambio radical de la forma de comprobar el cumplimiento de origen del vehículo; hasta ahora, lo que tenemos que demostrar es que cumple con 62.5% de valor de contenido regional calculado mediante una fórmula de costo neto y con una lista de rastreo de partes y componentes pues de alrededor de 70 u 80 componentes”, comentó.